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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Noche de insomnio.

¡Basta ya!, ¿No te cansas de observarme? ¿No te cansas de ser útil para todos? Yo no soy como tú, no me juzgues por mi luz. Yo tengo capacidad de pensar, de razonar, de querer, de ser libre, de imaginar, de moverme, de ser lo que sea...
Tu solamente iluminas... como todos los de tu tierra.

Más tenemos algo en común, somos nada sin energía. Te encanta leer lo que escribo y eso me llena de rabia... Pero en la penumbra, cuando llega la inspiración, sin ti no puedo escribir.

¿Quién te crees que eres pretendiendo conocerme? No intentes corregir mis fallos, no intentes aclarar mi mente. No olvides que yo soy quien decido si eres vida o eres nada. Yo seré recordado aún después de no estar, tu serás reemplazado en el momento que no estés.

Puedo sentir tu calor rascando mis párpados cansados. No te atrevas a dejarme dormir... Si me duermo, puedo nunca despertar y a mis demonios no les agrada cuando duermo por tantas eternidades.

¿Porqué crees que soy feliz? ¿Porqué sonrío a menudo? Los engaños son aparentes. Sonrío porque siento miedo, o tal vez amor, quien sabe. No sé porque hablo contigo si al final solo eres silencio. No eres más que el producto del temor a lo desconocido. Se hace tarde y no comprendo porque aún sigues brillando...
No le queda mucha tinta a esta pluma rebelde, no le queda mucho espacio a este papel sin sentido. Y tu luz sigue candente como al principio de esta paradoja. Pero ambos estamos solos en este estrecho lugar... Supongo que la muerte no vendrá si decido contarte mis secretos...

Solía ser un chico normal...

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