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lunes, 18 de agosto de 2014

Ella nunca estuvo allí.

Todo lo que puedo decir es que ella es perfecta, diseñada para mi. Delicada como una gota de lluvia a punto de morir por el calor del sol. La amo tanto que olvido respirar en ocasiones cuando pienso en su belleza. Pero ella nunca estuvo allí.

La acaricio con mis manos mortales y me pierdo en su perfume lentamente. Suave. Sus besos me permiten ser. Quisiera estar a su lado en mi próxima vida, en la vida que le sigue, hasta que ya no exista realidad. Pero ella nunca estuvo allí.

Escucho su voz en medio del desierto y ya no siento sed. Escucho su voz en la oscuridad y su luz me guía hacia ella. Con deseos de besar su aura, besar todos sus secretos, me acerco con esperanza. Pero ella nunca estuvo allí.

Ella sabe quien soy, sabe de donde vengo, sabe quien puedo ser. Cierra sus ojos y ya extraño su mirada. Con ella no necesito explorar otros planetas, en ella está todo lo que busco y nunca tendré. La quiero por su alma esbelta y sus labios púrpuras.

Cuando despierto la veo. Sonrío. Ella siempre estuvo allí.

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